Porque la noche es un viaje, la noche tiene puertos. Todos, inevitables, una vez que asoman a la vista. El hambre, por ejemplo. Por ahí, mientras se apura el deseo, el alcohol, la alegría o una conversación que teme a la mañana, en algún momento, la maquinaria del cuerpo demandará nutrientes menos metafísicos. El ojo […]
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