Las ciudades se sueñan unas, pero suelen despertar otras. Se sueñan habitables, generosas, plenas de vida. Despiertan sucias, desordenadas, invivibles. Entre los muchos, demasiados sueños no cumplidos de la maltratada, herida Tuxtla, se encuentra un transporte público de dimensión humana. Porque de ningún modo se puede llamar humanos a esos hornos hechizos de metal, con […]
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