Succession es tan entretenida como una pecera con tiburones. No hay nada grato ahí. No puede amarse a ningún personaje. No conmueve un solo gesto, de valor, de ira, de perdón. Y si lo hace, no tardarás en sentir vergüenza o, al menos, la incomodidad de ese lugar común –profundamente vacío, como un templo–, que […]
Página anterior Siguiente página